mardi 16 juin 2009

Jorge Velenzuela, cazador de imágenes chileno: “la selva es mi elemento”











Paris.-Jorge Camilo Valenzuela es probablemente el fotógrafo chileno más brillante y desconocido a la vez. Sus fotografías han sido publicadas por la National Geographic, VILO ediciones de Francia y ha expuesto en grandes ciudades como Tokio, Paris, Madrid y Barcelona. Es parte de los pocos fotógrafos de bosques tropicales en el planeta y es también, una especie rara de reportero de imagen y de periodista, tal como lo hicieron de Albert Londres, Albert Camus o Ryszard Kapuściński en su época: los que van a un lugar, se impregnan seis meses, interpretan y nos hacen viajar. Algo que contrasta con el modo de vida de los reporteros actuales (los que con suerte toman en avión, que apenas van por dos días y no salen del hotel cinco estrellas).




En entrevista con Clarín, Chile este fotógrafo que trabaja en silencio, nos habló de su método, sus motivaciones de ésta, una profesión no tradicional.

Valenzuela si bien nació en Chile, vivió una gran parte de su vida en Brasil, Francia y se siente un ciudadano del mundo por la cantidad de veces que ha tenido que echar raíces en los lugares más diferentes del planeta, gracias a una profesión de viajes y de riesgos… una parte del cotidiano de este trabajo “no como los otros” : meses perdido en condiciones límite de la resistencia humana (atacado por cientos de mosquitos y tábanos al día, comiendo gusanos y pirañas) y arriesgando su vida al lado de serpientes venenosas y cocodrilos (también se salvó de las bombas en Sri-Lanka, casi perdió un ojo en Indonesia por una picadura, entre otras situaciones).


Cuéntanos un poco de cómo llegaste a esta profesión y ¿cuál fue el vínculo que te hizo llegar a la fotografía de selvas tropicales?

Como muchos niños fui apasionado por la naturaleza, pasaba horas mirando los documentales de la National Geographic. Me levantaba temprano para no perdérmelos. En Brasil, molesté a mis padres para que me compraran una enciclopedia. En esa época no había muchas fotos, había puros dibujos. Ahora, 25 años después, todavía la tengo...

Y de ahí vinieron los viajes: Brasil, Francia y me di cuenta que efectivamente no quería tener un trabajo común y que me apasionaba viajar, conocer el mundo con mis propios ojos y ahí empecé a mochilear; llevé una vieja cámara análoga, dibujaba, hacía escultura, pintaba…y el arte me hacía hacia crecer, me hacia nacer, me emocionaba, quería vivir la vida y dejar algo. Con el tiempo hice una escuela de cine donde la imagen, la escritura convergían juntas. Era parte de una emoción y yo quería contar esta emoción.

En la escuela de cine aprendí las bases casi sin darme cuenta: por el viaje, por la pintura, el análisis de la pintura, el análisis de la luz y la foto. Fue en el instituto internacional de la imagen y del sonido de Paris (L'Institut international de l'image et du son /3IS) donde hice una formación de cameraman reporter y montaje. Realicé una práctica y antes de salir ya me habían llamado para integrar su equipo de una gran empresa durante tres años, donde me tocó filmar los juegos olímpicos de Atenas 2004 y de Beijing 2008.





Naturalismo, cámara y acción!


Descríbenos un poco ¿cómo es que logras hacer un libro como Amazonia donde viviste siete meses ahí en la selva peruana?

Para hacer ese libro son al menos seis meses de preparación: tienes que documentarte, no se puede llegar y sacar fotos. Tienes que saber donde vas y conocer el sujeto, tienes que saber donde están y el comportamiento de los animales. Hay un trabajo cercano al de los científicos. Tienes que estar en el museo de historia natural en Paris, hay que ver el trabajo de los científicos, donde te dicen donde está el animal, como se mueve. Qué come, en qué época se encuentra…Un trabajo casi de naturalista o de etólogo (rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales). Yo no tengo ninguna de esas formaciones y he aprendido casi todo por mi mismo. Porque el comportamiento de los animales es complejo, no todos son todos iguales; cada uno tiene reacciones diferentes frente al miedo, al hambre, a la confrontación. Lo que me interesa contar, no es implemente este es un guacamayo este es un cocodrilo, es contar una historia y pasar un mensaje fruto de siete meses en la selva, de vivir con ellos en plena simbiosis: te levantas a la misma hora y compartes todo el día con ellos y aprendes como se comporta, donde va a estar si el día va a estar nublado o si llueve.


Recorriste el mundo con tus viajes ¿Tienes un lugar preferido?

Yo soy un ciudadano del mundo, pero si tuviera que elegir…me gusto mucho Malasia, el Amazonas, África y Australia. Me dan ganas de quedarme en todos lados. Soy muy desarraigado, como un árbol sin raíces, hay un momento en que el viento me levanta y me lleva con él .Tengo la impresión de vivir la vida, la historia, de vivir nuestro siglo y mostrar ese testimonio. Pero uno no puede testimoniar de todo: pueblos étnicos; problemas con ecosistema. Para eso necesitas sensibilizar, emocionar, tienes que contar la historia y contarle las fotos. Y sensibilizo a los niños, trabajo con niños en las escuelas primarias como benévolo, donde incluyo fotos en un programa educacional.

Valenzuela: “Muchos de esos países están guerra: es ahí donde me meto yo.”

En una foto apareces con un pasamontañas, ¿lo usas para no ser visto?

El pasamontañas es para los mosquitos, fácilmente tienes 200 picaduras por día y son gordos, también hay tábanos y hormigas. Tu piel sufre, el cuerpo sufre, moreteado, con cicatrices. Pero depende el lugar, a veces voy con casi nada de ropa.

¿No llevas repelente para mosquitos?

No, porque los animales son sensibles al olor, si lo usas, antes de llegar ya se fueron. Para los elefantes pigmeos por ejemplo, te vistes con el barro, porque tienen mala vista y es excelente para evitar los mosquitos. Para los monos por ejemplo no puedes abrir la boca, porque es visto como una amenaza, como un felino que lo va a comer…Hay otros que no se puede mirar los ojos. En las serpientes no hay que hacer gestos bruscos.

Pero al mismo tiempo trato de que no se acostumbren al hombre: cazadores, traficantes de maderas y de animales. No es muy agradable pensar que el próximo hombre van a ver va ir a cazarlos


¿En lo personal, Es muy difícil ser fotógrafo de selva?

Fotógrafos de animales hay muchos, fotógrafos de selva hay muy pocos. En Francia no hay: hay un suizo, dos o tres alemanes, algunos americanos, algún australiano. Uno pasa 6-8 meses viajando por año. ¿Como vas a tener una novia? Un dices un día le dices “oye me voy cinco meses, espérame”. Los amigos no, los verdaderos amigos siempre se quedan a tu lado. Es difícil porque uno pasa en solitario, a lo más estás con guía local o en compañía de un indio nativo. Entonces estoy acostumbrado en estar solo, a conversar con nadie y la única conversación que tengo, es sobre la vida, los animales… Muchas veces no hablamos el mismo idioma. Pero yo estoy bien así, me gusta vivir así.

¿Qué lugar soñarías con ir, que tu te dices, quiero ir aunque sea lejos?

Estoy tratando de ir a Guinea Ecuatorial, en África central. Es un pequeño país antigua colonia española donde toda le economía y el gobierno está en una isla esta en una isla. Pero en el continente es súper salvaje. Es un lugar donde todavía el ecosistema y biodiversidad intocados. Donde la naturaleza se impregna con toda su alma. Y mucha poca gente va porque es súper peligroso y difícil de llegar.

Si bien no se gana mucho dinero, lo veo más que un trabajo en una pasión, una manera de vivir. Tengo la suerte de vivir con los últimos grupos étnicos que no han sido contactados antes. Tú puedes estudiar en la universidad, jamás vivirás con ellos, comiendo con ellos, bañándote con ellos y para mí es una riqueza. ¿Cuánta puede decir “he vivido con los Yanomami”? No ir una, dos semanas, vivir seis meses con ellos y compartir.

Eso de irse lejos y perderse en la selva y no encontrar gente ¿Es una manera de escapar también?

No, no busco escaparme, eso sí, me gusta perderme para reencontrarme. Me gusta perderme, por las calles de India, Sri-Lanka, de Japón, Honduras, encontrarme con otros olores, colores otra gente y en la selva también.

¿Que tipo de riesgos te da la profesión, los animales?




En Borneo (ndlr isla del sudeste asiático) casi perdí el ojo. Me picó algo, se me hinchó de pus y tuve que abandonar el lugar. A los animales no les tengo miedo. En Francia aprendiendo a escalar, para subir árboles me quebré el pie y tuve que ir con pie fracturado y pasar cuatro meses con el pie quebrado. También siempre están presentes los cortes, cansancio, me quemé el brazo una vez bajando mientras escapaba de una avispa.

¿Llevas un botiquín?

Llevo sólo Betadina, no llevo nada para aspirar el veneno de serpientes. Me ha pasado que bajando de los ríos torrentosos en tu embarcación y en la época de lluvia te caen árboles encima, eso es peligroso.

¿Cuáles son tus proyectos futuros?

Pienso ir a África ecuatorial. Hay muchos libros sobre la sabana, los leones, las jirafas, pero pocos van a ver la selva. ¿Porqué? porque muchos de esos países están en conflicto, en guerras permanentes. Difícil entrar y peligroso. Y muy poca gente va y es ahí donde me meto yo. Ahí es donde saco fotos, porque la selva es mi elemento.


Libros

Amazonia (Vilo)

• 192 páginas

• Papel 170 gr.

• Formato 280 x 320

• 180 documentos color

• + CD audio de regalo

• Precio : 45 € TTC

Bornéo (Vilo)

• 192 páginas

• Papel 170 gr.

• Formato 280 x 320

• 180 documentos color

• + CD audio de regalo

• Precio : 45 € TTC

Sitio http://www.mapucheproduction.com/

contacto: mapuchepoduction@wanadoo.fr

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