jeudi 30 avril 2009

La manif: una terapia de integración no tradicional

JCDintrans







 

 

Llevo poco más de un año en la capital francesa y pensaba que con dominar ya el subjuntivo, las líneas de metro parisinas, y con tener una Carte Vitale ya estaba integrado. Pero si tomamos en cuenta que el criticar y el manifestarse es un deporte nacional, no ir a una manif, o manifestación francesa, es como habitar en Río y  nunca ir al Maracaná  a ver un partido de fútbol. El concepto de integración no tradicional, no creo que lo haya inventado yo, pero eso sí está inspirado en la excelente capacidad de los franceses, o al de menos tratar, de ser originales en los lugares donde ponen los pies. Este concepto se opone al modelo anglosajón que consiste en conocer las distintas ciudades del mundo a través del bar irlandés local, sin interesarse en la lengua ni las distintas actividades de los países que visitan.

 

Dejando aparte las razones por las cerca de 2,5 millones de franceses (sindicatos, universitarios, liceanos, etc) salieron a las calles a manifestar el 29 de enero pasado, pienso que es una forma no tradicional de conocer al pueblo francés y, si uno va más, lejos, hasta uno se podría integrar mejor.

 

Porque si somos objetivos, no es justo pensar que todos los franceses son igual de cariñosos  como un serveur de la île de la Cité o un apuradísimo jeune cadre dynamique que corre por las escaleras del metro. Además, no todos los habitantes viven en Paris, ni en esos barrios turísticos. Al contrario, en una manif nacional se pueden ver una gran gama de las personas que le dan vida a este país.

 

De hecho en esta manif  fue la primera vez que pude conversar amablemente con funcionarios de la Poste. Ahí me dio la impresión de que mi pronunciación la entendían mejor y pasé un grato momento, incluso me regalaron una meguez (salchicha roja a base  de vacuno y cordero  roja, sazonada con pimienta comino). 


Una exquisitez que no aparece en ninguna guía gastronómica, pero es altamente recomendable, sobretodo cuando es cocinada en un disco o a la parrilla.

 

Hacia el corazón de una manif

 

Un nivel superior de integración es el de saber lo que significan las siglas de los sindicatos: FO, CFTC, CGT, FSU, CGC, CFDT, Solidaires, UNAS. Pero más realista es conocer los gritos y las canciones. Otra cosa interesante es identificar  los diferentes tipos de manifestantes:

 

Look CGT (la Confédération générale du travail): barba o bigotes imponentes, gran capacidad oratoria y amplitud vocal. De muy buena disposición a la hora de responder preguntas.

 

Look mayo 68: similar al anterior, pero más hippie y amplio socialmente: va desde dueñas de casa, psicólogas, hasta profes de universidades. Bastante nostálgicos, casi decepcionados. Les encanta conversar con latinoamericanos, no es de extrañar que alguna de esas mujeres tuvo un amor mexicano, peruano o cubano en su juventud.

 

Look universitario:


 si hay un lugar de mezcla social en Francia, ese es la universidad.


 Generalmente no hay estudiantes de Grandes Ecoles, (quizás van para aumentar su cultura general), pero sí hay chicos curiosos y entusiastas. Para hacerse una idea, es del mismo tipo de jóvenes que en un par de años visitarán Latinoamérica.

 

Look antisistema:

 en ese grupo va desde  viejos SDF, a chicos de las banlieues que empuñan una bandera Palestina.

 

Look Le Péril jeune: en referencia al film de Cédric Klapisch (1994). Grupo conformado por chicos liceanos que van a sus primeras manifs y comparten cervezas, amor y todo lo que probamos a esa edad.

 

 


 En conclusión, una manif en Francia es un estilo de vida, un intercambio generacional y sectorial y por eso es interesante de ir. En Chile, por ejemplo, la Constitución de Pinochet (que sigue vigente) prohíbe que extranjeros hagan actividades políticas, además, la policía reparte palos y gases lacrimógenos en casi todas las manifs. En Bolivia, en Argentina tampoco es recomendable ir a meterse a recibir piñas de parte de la policía si uno no conoce bien donde se mete. Sin contar que hay otros países de la región todavía, en donde ni siquiera se puede ir a manifestar a la calle. Eso da para otro capítulo.  A pesar de todas las razones por las que el pueblo salió a la calle…Francia, en donde vivimos, es y sigue siendo un lugar de expresión popular y, en cierta medida, de derechos humanos.