mardi 5 mai 2009

El Che, la peli


de Steven Soderbergh



por Juan Cristóbal Dintrans (publicado en febrero 2009 en Expresión Latina, Paris)



Parte I, l’argentin, en salas desde el 7 de enero
Parte II, Guerrilla en salas desde el 28 de enero




Actores: Benicio Del Toro, Demian Bichir, Santiago Cabrera, Elvira Minguez, Jorge Perugorria.

No es fácil separar el personaje, de la película. Fue complicado con Maradona de Emir Kusturica (2008), donde dos personajes incontestables aderezan un film que es un desorden, un delirio. Con este nuevo film pasa algo parecido. El Che de Soderbergh, es mucho más ordenado, pero también, tiene que luchar con la imagen de decenas de biografías, reportajes y documentales sobre el guerrillero. Lamentablemente no logra superar la conmoción, la trascendencia y el rigor histórico de al menos dos documentales: “Ernesto Che Guevara, le Journal de Bolivie”, del documentalista suizo Richard Dindo (1994), y de Ernesto Guevara, enquête sur un homme de légende” del francés Maurice Dugowson (1997).

De este modo, en los dos capítulos del Che de Soderbergh la figura del personaje es elevada por los cielos casi sin filtros. Un lugar que ya tiene reservado desde su muerte y por eso es difícil tratar de alcanzar algo que ya está alto, casi inalcanzable. Porque es mucho más fácil inventar un héroe de la nada que defienda a los buenos y mate a los malos. Quizás esa valentía es uno de los mayores méritos de este film.

Al mismo tiempo hay que recalcar que hay bellas imágenes y una excelente interpretación del actor puertorriqueño Benicio del Toro; que comienza con acento argentino y termina con acento cubano. Seis años preparó este personaje del que le significo un premio Cannes por su interpretación masculina y recientemente (el 2 de febrero pasado) otro Goya, por el mismo rol.

El primer film, L’argentin, comienza con la escena en donde se conocen Fidel y Guevara en México de 1955. Ahí es cuando preparan el golpe de estado del dictador Fulgencio Batista. Más tarde, aparecen todas las peripecias del grupo de guerrilleros para tomar el poder de Cuba: combates, lecciones de honor y muchas balas.


En el segundo film, Guerrilla, Soderbergh narra como Guevara vivió sus últimos meses de vida en la selva boliviana (noviembre de 1966 a octubre de 1967). Abandonado a la suerte que todos conocen.

Porque si bien una película tiene mucho más libertad que un documental. Al basarse en un personaje que existió realmente, pierde mucha libertad de acción. Por ejemplo habría sido imposible haberlo hecho ganar la aventura boliviana y que el país, la región se levantaran en contra del capitalismo o el imperialismo cambiando la historia. Las comparaciones, (que son siempre odiosas) surgen sin que uno quiera llamarlas.

Por ello es que si quiere absolutamente ir a ver estas dos películas, es recomendable abstraerse de pensar en un ver film histórico-didáctico, porque hay muy poca contextualización; asimismo, si usted ama ciegamente el personaje, todos estos detalles no le importarán y saldrá dos veces contento de la sala.

Si por el contrario, usted duda, mejor espere sin prisa que salga en DVD o en la televisión y por mientras, vea otra película de la cartelera, ya que este mes de febrero se viene bastante productivo en lo que es cine.



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